Colaboración: Lectura «El Segundo Sexo»

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Hoy vengo a presentaros una colaboración que he hecho con el blog de p.nitas*. Es la decimonovena lectura del audiolibro colaborativo “El Segundo Sexo”, de Simone de Beauvoir.

Ha sido para mí un gustazo (aterrador, todo sea dicho) leerlo en grabación, y todo un lujo poder hacerlo en detalle para escoger la frase que después Inma p.nitas* ilustró para la entrada del blog (ver imagen de este mismo artículo).

Esta lectura más detallada me llevó a varias reflexiones, atendiendo a mi experiencia en temas frecuentes que traen las mujeres (mujeres desde la diversidad que el término acoge) a terapia. Me dejó sobre todo sabor amargo el darme cuenta de que hay cosas que no cambian con el tiempo, porque van tomando diferentes formas, pero que al final es la misma toxicidad en diferente paquete.

Por ejemplo, el tema de que las mujeres creamos nuestra identidad alrededor de las relaciones sexo afectivas (o solamente sexuales) que establecemos con otras personas.

Ahora esto ocurre en relaciones con más formatos (matrimonio, noviazgo, follamigas, no monógamas, o incluso relaciones que no son relaciones en sí, sino personas con las que se folla puntualmente pero con las que no hay relación más allá de compartir fluidos), pero está el punto común de que es muy frecuente que haya sensaciones de urgencia por establecer relaciones sexoafectivas sea el formato de relación que sea el que queda idealizado, y que ese malestar prevalezca en los momentos de vacío sexoafectivo o sexual.

Pero para más muestra un pincel, os dejo el enlace del fragmento que leí yo del audiolibro:

http://www.pnitas.es/el-segundo-sexo-decimonovena-lectura-por-aurora/

Por si alguien tiene interés en hacer el seguimiento del libro, os dejaré también el enlace a todos los fragmentos que se han ido haciendo del audiolibro en el blog de p.nitas*:

http://www.pnitas.es/mundo-pnitas-blog-de-feminismo/

Os animo a conocer el proyecto de Inma y su tienda, que sus ilustraciones y los productos que vende estampados con ellas son fascinantes, y con un contenido político precioso.

¿Conoces su proyecto y quieres contarnos qué te parece?

¿Has oído este capítulo u otro del audio libro y quieres compartir tus opiniones e impresiones?

¡Participa con tus aportaciones en los comentarios, que da mucho gustito y calor leerlos!

ESTUDIOS DE GÉNERO EN PSICOLOGÍA (II): Diferencias de Sexo en Inteligencia

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Los primeros estudios psicológicos que se hicieron sobre las diferencias entre hombres y mujeres tenían un sesgo de género muy fuerte, siguieron en la línea ideológica de los estudios médicos y las teorías biológicas del siglo XIX.

ESTUDIO DE LAS DIFERENCIAS DE SEXO EN INTELIGENCIA

Se hicieron varios estudios entre 1891 y 1936, en los que se utilizaron las categorías que en aquél momento se consideraban sexo: hombre y mujer, a la cual se le atribuían cualidades exclusivamente fisiológicas, y mediante las cuales justificarían rasgos y roles de género. Los autores de estos estudios buscaban demostrar que si la anatomía cerebral era diferente en hombres y mujeres, la inteligencia también debía serlo. El fin era demostrar la superioridad masculina en la capacidad de inteligencia, y se realizaron relacionando el nivel de inteligencia con el sexo de la persona:

Joseph Jastrow buscó demostrar la superioridad masculina en inteligencia a través de realizar un test con grupos de estudiantes, en los que tenían que escribir 100 palabras en poco tiempo. Tras realizarlo llegó a la conclusión de que las mujeres eran menos variables que los hombres y confirmó la hipótesis de la variabilidad de Darwin. Para decir esto se basó en que las palabras que escogían ellas eran mucho más parecidas entre sí que las que escogían sus compañeros.

Avelock Ellis se basó en datos anatómicos y patológicos. Entre los datos que tomó destacó que había mayor cantidad de hombres que de mujeres en instituciones para “deficientes mentales”*, y también mayor cantidad de hombres “genios” y con puestos de poder. Al ver confirmada nuevamente la hipótesis de la variabilidad, asumió que también se podía aplicar a los rasgos de carácter y a la educación. Es decir, que los hombres, además de tener un rango más amplio en grados de inteligencia, también la tendrían en diferentes cualidades del carácter, y en capacidad de aprendizaje.

Edwar Lee Thorndike aplicó la hipótesis de la variabilidad a los test mentales y a la educación. Mediante la realización de cuestionarios, llegó a la conclusión de que las diferencias entre hombres y mujeres eran pocas, y que la relación que la inteligencia podía tener con el sexo era escasa… Pero también definió talentos innatos y dictaminó que debían canalizarse hacia áreas de mayor utilidad: en el caso de la mujer: matrimonio y crianza, dando por sentado que estas dos facetas de su vida iban a hacer mediocre su carrera profesional y eran demasiado importantes como para dejarlas de lado.

Al confirmar en los resultados de estos estudios la hipótesis de la variabilidad de Darwin, se afianzó la idea de que en nuestra especie las cualidades en inteligencia entre las mujeres eran más homogéneas y no se presentaban muchas diferencias entre unas y otras: no destacaban por su inteligencia, pero tampoco tenían incapacidades reseñables. Mientras que en los hombres se observaban unas diferencias notables: hombres con poca inteligencia, y hombres con inteligencias brillantes.

Por ello se consideró a las mujeres como inferiores, atribuyéndoles menores capacidades de: liderazgo, inteligencia y  aprendizaje; mientras que estas mismas características a los hombres se les reconocieron como algo natural. Recordemos que esto coincidía también con la idea de la limitación innata femenina, refutada por las mediciones de la Antropometría médica de autores como Broca.

CRÍTICA DE LA ÉPOCA A LOS ESTUDIOS QUE DEMOSTRARON LA SUPERIORIDAD MASCULINA EN INTELIGENCIA

Las diferencias de sexo en inteligencia se realizaron mediante estudios que recibieron críticas, al considerarlos muy marcados por las creencias populares de su época, y ser poco exhaustivos y críticos con los métodos empleados y el tipo de preguntas realizadas para medir esas diferencias.

Karl Pearson señaló que el estudio de Ellis no era imparcial, y puso en duda que los hombres fueran superiores a las mujeres. Para ello desestimó la idea de que los hombres tenían una gama de inteligencias más amplia. Propuso que no tenía sentido fijarse únicamente en los extremos y contar a dedo, y reunió datos de medición fisiológica tanto de hombres como de mujeres de todas las “razas”* a las que tuvo acceso, para concluir que la hipótesis de la variabilidad de Darwin no era demostrable en la especie humana.

Pese a esto continuaron los estudios, así que Mary Whiton Calkins criticó los trabajos de Ellis y Jastrow tras hacer un experimento de preguntas con mujeres. Su conclusión fue que los intentos por encasillar las inteligencias de hombres y mujeres eran en vano, por la incapacidad que había de separar la diferencia que observaban, de la realidad social y fisiológica que había.

Helen Bradfor Thompson hizo un estudio en el que medía características psicológicas como: capacidad motriz, sensación, intelecto y afecto, en un grupo de hombres y mujeres. Los resultados la llevaron a concluir que las diferencias entre los sexos en la mayor parte de los puntos eran mínimas, y que estaban más relacionadas con habilidad personal y expectativas sociales diferentes para las personas de cada sexo, que con diferencias fisiológicas. Hizo una crítica muy grande de Ellis y consideró su estudio prejuicioso y poco profesional.

Los estudios sobre la variabilidad continuaron sin hacer mucho caso de estas nuevas demostraciones, y Leta Stetter Hollingworth volvió a centrarse en los centros de “deficientes mentales”, para descubrir que, para que una mujer fuera diagnosticada como tal, debía tener unas características mucho más profundas que los hombres, y que, normalmente, a las mujeres con “deficiencia mental” las cuidaban las familias en sus casas, y les encomendaban tareas del hogar.

Estas autoras impulsaron la siguiente racha de estudios al quitar fuerza a la hipótesis de la variabilidad. Es el primer paso de la historia científica en el que se plantea estudiar las Diferencias de Género, y dará lugar a etapas posteriores muy ricas que han dado mucho que pensar.

A mí la lectura sobre esta etapa de la psicología diferencial me llevó a plantearme varias preguntas, de las cuales la más importante fue: ¿Las conclusiones de estos estudios son algo que haya quedado tan atrás? Pienso que hay cosas de estos estudios que se siguen arrastrando a día de hoy ¿Se te ocurre algún ejemplo? Si quieres comparte tu opinión en los comentarios.

*NOTA: He empleado las expresiones “deficiente mental” y “raza”, porque en aquella época se barajaban estos términos.

Artículo anterior:
Siglo XIX

ESTUDIOS DE GÉNERO EN PSICOLOGÍA (I): siglo XIX

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Una parte muy importante de mi trabajo que me falta por describir y poner en contexto es la Perspectiva de Género y la voy a presentar desde la evolución que han tenido en la psicología diferencial los estudios de las diferencias entre hombres y mujeres, que más adelante podremos llamar estudios de género.

Voy a dividirla en etapas diferentes de estudios y las críticas que se hicieron a ellos para que estos pudieran evolucionar. En este primer artículo planteo un poco el pabirana de la investigación en el siglo XIX, que es desde donde se empiezan a plantear encontrar las diferencias psicológicas.

HIPÓTESIS DE LA VARIABILIDAD

Su creador fue Darwin, y la desarrolló a partir de su teoría sobre la evolución de las especies. Observó que entre muchas especies de aves y mamíferos los machos eran más vistosos, más fuertes y más grandes que las hembras. Como solamente los mejores machos conseguían reproducirse a causa del mecanismo de selección sexual (las hembras no se apareaban con machos que no estuvieran sanos, y los más débiles terminaban muertos en peleas con otros machos, o morían solos al no poder estar en ningún grupo), llegó a la conclusión de que el macho era el factor de evolución de las especies. Lo hizo considerando que eran mejores que las hembras, más preparados y que solamente sobrevivían y se reproducían los que estaban genéticamente mejor dotados, estableciendo así que el gen de la hembra podía ser mediocre, pero el del macho casi siempre era excelente y, por lo tanto: el elemento de progreso de las especies.

 

ANTROPOMETRÍA MÉDICA

Durante el siglo XIX se utilizó mucho la Antropometría para sacar conclusiones científicas, esta técnica es la medición del cuerpo humano.

Paul Broca es uno de sus máximos representantes, y que se dedicó a la Craneometría (medición el cráneo) y a pesar cerebros con intención de sacar conclusiones de la inteligencia de las personas en función del tamaño de su cerebro. La conclusión fue aplastante: las mujeres tienen el cerebro más pequeño que los hombres y por ello son menos inteligentes y por ello no pueden ser consideradas como iguales por los hombres.
Aunque a Broca se le pasó por la cabeza pensar que estas diferencias en tamaño y peso del cerebro podían tener que ver con el tamaño del cuerpo en general, decidió ignorar este interrogante y no investigar en esta línea, por la “obviedad” de que las mujeres son inferiores en inteligencia a los hombres.

Su alumno Topinard, tras un estudio en el cual se realizaron mediciones de cráneos prehistóricos que mostraban menor diferencia en el tamaño entre hombres y mujeres, concluiría que la evolución había generado cada vez mayor diferencia entre las medidas, al ser diferentes las circunstancias de la vida de un hombre (más dominante) y de una mujer (más pasiva).

PSICOLOGÍA DIFERENCIAL

Francis Galton fue precursor del método de investigación de la psicología diferencial. Su planteamiento principal parte de la hipótesis de la variabilidad de Darwin. En 1865 se basó en las leyes de la herencia de Mendel y las diferencias individuales para justificar la selección natural, algo a lo que llamaría Eugenesia, que se basa en escoger a las personas “mejor dotadas”, a las que nombraron como superiores, para que continuaran con la procreación de la especie, e impedir la reproducción (o incluso perpetuar la aniquilación) de las que quedaban en peor lugar. Por supuesto, según él, eran: mujeres, niños y niñas, personas de otras etnias y personas con neurodivergencias (las neurodivergencias se consideran como mentes que funcionan de manera atípica, entre las cuales se encuentran: trastornos psicológicos, espectro autista, discapacidad intelectual, etc…) o diferencias de orientación sexual. El Nazismo se acogió al pensamiento Eugenésico, y aunque de mujeres y niños nunca se ha podido prescindir, sí que se les ha relegado a un segundo plano social.

Un panorama bastante desolador será el que marque el comienzo de los Estudios de las Diferencias Individuales en Psicología, muy marcado por los prejuicios y el ego blanco, masculino y de clase social alta. Para más muestra, una cita de la interpretación del trabajo de Broca realizada por Gustave Le Bon:

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Extraída de: «El Pulgar del Panda» de Stephen Jay Gould (2006)

Un panorama bastante desolador será el que marque el comienzo de los Estudios de las Diferencias Individuales en Psicología, muy marcado por los prejuicios y el ego blanco, masculino y de clase social alta.

CRÍTICAS DE LA ÉPOCA A LAS TEORÍAS DE SUPERIORIDAD MASCULINA

Manoubrier tiraría por tierra el planteamiento de Broca midiendo fuerza y masa corporales, y comparándolas con tamaño y peso cerebrales de la misma persona. En estos estudios descubrió que en proporción masa musculatura por tamaño del cerebro, las mujeres tenían un cerebro mayor que los hombres.

Pequeñas gotas como esta empezaron a marcar una diferencia, pero para llegar a un punto de crítica mayor a estos tipos de pensamiento, históricamente se pasó primero por varios estudios más en los cuales todavía predominaban las conclusiones de superioridad masculina.
¿Conocías alguno de estos estudios o corrientes de pensamiento? Históricamente han marcado mucho ¿Puedes notar algún rasgo de estas maneras de pensar en la actualidad? Te dejo cavilando, puedes dejar tu comentario si quieres compartir tus pensamientos al respecto.

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Estudios de las diferencias de sexo en inteligencia